domingo, 3 de junio de 2007

¿Ética? ¿qué es eso?



Una carrera meteórica en esto del periodismo para el joven redactor Stephen Glass. Con tan solo 23 años era ya columnista de la prestigiosa revista americana The New Republic. Tras asistir a la Universidad de Pennsylvania y ser editor de The Daily Pennsylvanian comenzó una carrera que pronto sufriría un enorme revés.

"El Precio de la verdad" (Shatered glass) fue la película que en 2003 reflejó el caso de este personaje que se hacía llamar periodista. El film retrata a Stephen Glass como un joven inteligente que es admirado por sus compañeros y su director. Su ingenio y sus artículos mordaces hacían de Glass un periodista muy apreciado y protegido entre sus propios compañeros. Además, contaba con el apoyo de un director que creía en su enorme potencial y que confiaba en él.
Coincidiendo con el cambio de director en The New Republic, Forbes.com denució que uno de los artículos de Glass, "Paraiso Hacker" (hack heaven), que hablaba de un hacker que fue contratado para trabajar en una gran compañía después de haber entrado en sus sistemas vulnerando el sistema de seguridad. Como varias historias anteriores de Stephen Glass, “Paraíso Hacker” describía la historia en primera persona mostrando su propia implicación. Como en todos su artículos la narración gozaba de gran realismo y era ingeniosa.



Pero Forbes.com, a través de el reportero Adam Penenberg, destapó el engañó y corroboró que la compañía citada por Glass no existía. Fue entonces cuando el nuevo director de la publicación, Chuck Lane, decidió investigar los artículos de Glass y descubrió que al menos 27 de las 41 historias escritas por Stephen Glass estaban basadas en falsas citas, fuentes, y eventos. Inmediatamente Lane decidió despedir al joven reportero y The New republic publicó una carta en la que ofrecía sus disculpas.





Sin duda la actitud de Chuck Lane fue encomiable. Se tuvo que enfrentar a una redacción hostil que no podía creer que Stephen glass fuese un impostor. Lane demostró ser un excelente director y antepuso la ética y la verdad por encima de la opinión personal que pudiese tener sobre el joven periodista. Pero el caso de Stephen Glass y The New Republic ha dejado otras consecuencias.
¿ Cómo es posible que un periodista falsee e invente las historias sin que nadie en The New Republic se diese cuenta? La labor del director y los editores no existió. creyeron más en un joven inteligente que parecía no haber roto un plato en su vida. Los puestos de editor y de director conllevan una gran responsabilidad y no solo un aumento de sueldo. La negligencia no fue solo de Glass sino también de sus superiores que no fueron capacees de descubrir el engaño. Al final solo pagó su "castigo" el reportero, que vio como terminaba su carrera, pero también hubo otros culpables como el naterior director que quedaron impunes.





Años más tarde Stephen Glass escribió una novela: The fabulist (2003) y ofreció una entrevista a CBS en la que hablaba del escándalo y, de paso, promocionaba el libro.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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